miércoles, 27 de agosto de 2008

Si de mí dependiera

Si de mí dependiera, rebobinaría, como poco hasta esta mañana, y volvería con algunas flores. Si de mí dependiera, daría media vuelta antes de alcanzar el coche y correría de nuevo hasta casa.

Si de mí dependiera, subiría los escalones de dos en dos, dejando caer el periódico, para encontrarte a punto de salir. Si de mí dependiera, te retendría en casa con cualquier excusa, incluso a tu pesar, y llamaría a tu trabajo para anunciarte enferma.

Si de mí dependiera, te sujetaría por la cintura y te haría reír susurrándote en la nuca, para que te desenfadaras pronto, y fingiría cualquier malestar, por pequeño que fuera, para que tuvieras que cuidarme.

Si de mí dependiera, correría a esconderte las llaves, o el móvil, o el informe que te tuvo despierta hasta las doce en el salón. Si de mí dependiera, redactaríamos una dimisión de mentirijillas en una servilleta, y la tiraríamos por la ventana para ver si alguien la recoge del suelo y la lee.

Si de mí dependiera, te cambiaría la ropa por besos, aunque salieras ganando una vez más, porque yo tengo más besos que tú ropa.

Si de mí dependiera, exploraríamos el salón en busca del lugar perfecto para hacer el amor, aquél que nunca encontramos porque en realidad lo que nos gusta es buscar.

Si de mí dependiera, nunca hubieras salido de casa, y nunca, nunca, hubieras cogido ése tren.

Si de mí dependiera, estarías aquí.