domingo, 16 de marzo de 2008

La Mansión. Capítulo final

La Manzión se erguía imponente en la noche. Envuelta en llamas, recordaba a aquellas cruces ardiendo en los campos de Virginia rodeadas de encapuchados.

El hombro me dolía de forma increíble, y apenas si podía mantenerme en pie con Michael inerte en mis brazos. Avancé decidido hacía la puerta por la que había salido unos minutos antes, que ahora aparecía rodeada por un cerco de llamas. Entré en la cocina tratando de no respirar el humo que lo inundaba todo y crucé en dirección a la puerta de bajada al sótano. Estaba abierta, tal cómo yo la había dejado. Por suerte, el humo no había llenado aún el sótano.

Bajé las escaleras con toda la rabia acumulada a punto de estallar en mi cabeza. El techo estaba a punto de ceder, y el calor era insoportable. Richard estaba sentado en la misma posición, pero esta vez ya no deseaba que hubiera muerto. Lo necesitaba vivo, y luego lo mataría con mis propias manos.

-¡Richard!

Avancé hasta el sillón en el que se encontraba el viejo y le di un golpe en la cabeza. Se despertó asustado, y por un momento pareció un simple viejo. No había nada maligno en su mirada, lo que fuera que hubiera impedido que muriera había desaparecido sin duda. Michael había muerto igual que Martha, y el círculo se había cerrado. No podía saberlo con certeza, pero hubiera apostado la cabeza a que no me equivocaba.

-¿Qué quieres?- Parecía asustado de verdad.
-¡Sabes lo que quiero!-Tenía que gritar para hacerme oír, la casa se estaba cayendo en pedazos.- ¡Haz que Michael reviva!

El viejo empezó a reír, violentamente, hasta que un acceso de tos estuvo a punto de ahogarle.

-Sigues sin entender nada, Ralph. ¿Por qué iba a tener que ayudarte?
-¡Tienes que hacerlo, hijo de puta!
-Todo está bien así, todo ha terminado. –Parecía tremendamente cansado, los ojos se le cerraban. Le zarandeé, y le obligué a mirarme.
-No van a acabar así las cosas.

El muy cabrón seguía riendo, divertido. Me volví completamente loco. Dejé caer el cuerpo de mi sobrino y, sin saber muy bien por qué, agarré la cabeza de Richard cómo el había hecho antes conmigo. Aquella vez sentí sus dedos cómo garras hurgando en mi cerebro, y ahora trataba de hacer lo mismo con él. El dolor fue intenso en mi cabeza, y un ruido ensordecedor de voces me invadió de forma repentina. Escuché a Lisa acusándome de la muerte de su hijo. Escuché a mi madre diciéndome que nos había abandonado por mi culpa, que era un mal hijo. Escuché a mi padre, muerto cuando yo tenía seis años, diciendo que se avergonzaba de mí. Carol gritaba por su hijo muerto…

Intenté olvidar las voces, el dolor. Richard gritaba asustado mientras me miraba fijamente. Le sostuve la mirada, y le hablé cómo el me habló a mí en la habitación del primer piso. Mi boca no articulaba sonido alguno.

“Hazlo, Richard. Haz que Michael vuelva a vivir. ¡Hazlo!”

“No sabes lo que me estás pidiendo” Su voz apagó el resto de voces, lo que mitigó en parte el dolor que me consumía. “No sabes con lo que estás jugando”

Apreté mis manos con más fuerza, y concentré las pocas energías que me quedaban en un último intento: “¡Hazlo!”

Un grito, esta vez real, escapó de su garganta. Un grito lleno de horror, en el que pude distinguir dos voces. Una de ellas era la de Richard. La otra voz era la de una niña pequeña. Era un grito lleno de miedo, de odio…

En el mismo instante en que caía desvanecido al suelo, el fuego provocó la caída del techo del sótano. Mientras la madera envuelta en llamas caía sobre mí, apenas pude girarme para tratar de cubrir a Michael.

Luego, oscuridad.



Silencio.



….


¿Dónde estoy? No puedo moverme, y todo está a oscuras. Huele a medicinas y lejía, y estoy sobre una cama. Tardo unos segundos en situarme. Estoy en un hospital. No sé que ha pasado, ni por qué no puedo mover mi cuerpo. Recuerdo la casa ardiendo, e intento llamar a Michael. Mi voz no responde. Pasa mucho tiempo, puede que horas, y no viene nadie. Vuelvo a dormir.

Me despiertan unas voces cercanas. Son dos mujeres, seguramente enfermeras. Hablan de mí.

Una de ellas (debe ser negra, su voz se parece mucho a la de Oprah Winfrey) le está preguntando a la otra por mi estado.

- Está muy grave. Aún no sabemos si despertará. Si lo hace, es muy posible que no pueda volver a moverse ni a hablar- Por la voz, es bastante más joven que la otra.
- Es increíble que siga vivo. Cuando les encontraron, creyeron que estaba muerto.
- Sí, es increíble.

Oprah ha dicho “cuando les encontraron”, pero no ha dicho nada más. Quiero hablar, trato de emitir algún sonido o de mover algún músculo, pero es imposible. Se marchan de la habitación.

Vuelven a pasar horas interminables, y además esta vez no puedo dormir. No sé si estoy llorando, no noto nada.

Las enfermeras han vuelto.

- ¿Has hablado con el niño?- Es la joven. No puedo creerlo… ¡Michael está vivo!
- Sí, ya se ha despertado. Es un encanto de niño- Trato de escuchar el resto de la conversación mientras se alejan de mi cama.- Los médicos no se lo explican, no tiene ningún rasguño. Simplemente había tragado algo de humo.
- ¿Le has preguntado cómo se llama?

Mi corazón se detiene cuando escucho la contestación:

-Sí, claro. Me ha dicho que se llama Richard.



FIN

4 comentarios:

Jan Lorenzo dijo...

Yo llegué tiempo después de que esta historia viera la luz, pero tiempo después de llegar, viendo tu space la encontré y me la leí.

Ya me había cautivado un relato tuyo, que fue el que me trajo hasta CC, y este me pareció increíble. Y ahora, después de tanto tiempo, vuelvo a leerlo y me sigue pareciendo increíble una vez más. Sigo dejándome arrastrar por cada palabra a traves de la historia, convirtiendo la agonía de los personajes en mi propia agonía y sintiendo como el devenir de los sucesos me lleva a través de tus palabras hasta el desenlace...

Ya lo dije en su momento y lo vuelvo a decir... Chapeau!!

Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.


P.S. Por cierto, en su momento te dije que me había faltado un capítulo. Me insististe que no, y aún así no me quedé muy convencida... Ahora ya sé que pasó... Es que los tienes mal numerados y del V pasas al VII (o eso espero, porque como el VI esté por ahí y yo me lo haya vuelto a saltar me da la mala... jejej)

El mundo de Yas (Andrés) dijo...

Solo pasaba por aqui...
Y me he dicho voy a saludar a mi compi de Madrid que hace tiempo que no se nada de él...
Y bueno aqui estoy... no te engaño para que voy a leer el ultimo capitulo si no he leido el resto...

Pero quede mi visita de cortesia para mandarte un abrazo y que con un poco de suerte nos veremos por madrid en breve... jejeje...

Ta luego luquitas..
Mundoyas.

Jan Lorenzo dijo...

Parafraseándome..."(o eso espero, porque como el VI esté por ahí y yo me lo haya vuelto a saltar me da la mala... jejej)"

Pues ya me puede ir dando la mala, porque estar, está... jajajajaj... Ya no sé ni donde vivo...

Anónimo dijo...

Chacho, anda!
Que me ha molao este último capítulo.
Envíame por mail el relato entero, que lo imprimiré y lo leeré tranquilamente en mi cama!

Abrazos!!!